miércoles, 24 de febrero de 2010
Igualdad, ¿a cualquier precio?
Os dejo un articulo sobre el arbitraje, tema que ultimamente me preocupa, especialmente el alaves, espero que hagais una reflexion, no sobre el articulo y su idea sino sobre el fondo.
Tengo un amigo que hace unos años tenía un cierto poder de decisión en temas de baloncesto. Se retiró de su actividad directiva y a partir de aquel momento todo le parecía mal. Quizá al no poderse comunicar como antes, se iba encerrando y extremando en sus opiniones. Observándole llegué a la conclusión que era malo aislarse, por mucho que la razón pudiese estar de su parte.
Ahora, al cabo de unos años creo que soy yo el que estoy en ese camino. Mi caso es mucho más grave, pues estoy en constante contacto con todos los estamentos y medios de comunicación. Sin embargo, me aíslo, no consigo salir de lo que considero tópicos, o bien me limito, "presionándome", y no explico lo que pienso.
Aquí está la razón fundamental de por qué vuelvo a escribir al cabo de los años. Intentaré no aislarme. Además me encantaría abrir un camino en el que creo que coincidiré con más de uno.
Está claro que el baloncesto está viviendo una época que capta el interés de la gente. Hay muchas razones para ello, pero es en una de ellas en la que quiero hacer hincapié: la igualdad, la emoción por las alternativas en el marcador. Este factor puede ser uno de los más atrayentes para el espectador, especialmente si lo comparamos con otros deportes.
Sin embargo, este equilibrio de fuerzas no debería producirse forzándolo artificialmente las veces que no suceda de una forma natural. Entraríamos en la falsedad y la injusticia.
He visto partidos donde no estaba implicado mi equipo, en los que me baso para hacer esta afirmación. Las mismas características concurren en otros de los que me he informado. El número de ocasiones con similares circunstancias es alarmante.
Analicemos un partido tipo en el que sucede lo que estamos comentando.
Tanteos parciales: 5': 16-6; 10': 26-14; 15': 30-20; descanso: 42-30, 25': 50-42, 30': 58-52; 35': 70-64; final partido: 78-80.
Número de faltas equipo ganador: 14
Número de faltas equipo perdedor: 25
Al principio del partido, un equipo se destaca con una ventaja en torno a los diez puntos y va dominando a lo largo de casi todo el encuentro. Al final, pierde.
Cuando adquiría más ventaja era frenado por los árbitros. ¿Cómo? Señalando con rigurosidad sus infracciones, tales como faltas personales, pasos, tres segundos, etcétera.
Simultáneamente, al equipo que va perdiendo le consienten muchas faltas e infracciones, señalándole solamente las que son muy evidentes.
Llegamos así a los minutos finales del partido, donde un equipo está tranquilo, jugando con confianza, yendo hacia arriba, mientras el otro está temeroso de que le señalen faltas o infracciones Y además cargado de faltas en sus hombres más importantes.
En estas circunstancias lo más probable es que gane el equipo que ha ido perdiendo todo el partido, gracias a que le han consentido mucho más en relación a su adversario.
Oyes los comentarios en las emisoras de radio, o entre los aficionados y al día siguiente lees los periódicos y todos coinciden en frases similares a éstas: "Han perdido un partido que tenían ganado ", "los ganadores jugaron mucho más inteligentemente"...
Estos comentarios se apartan de la conclusión que parece desprenderse de lo escrito anteriormente. Para concordar tendrían que haber sido: "los árbitros influyeron decisivamente en el resultado final"...
No obstante, no estoy de acuerdo, en absoluto, en que los árbitros sean los máximos culpables.
Creo que dentro de los condicionantes que tienen los árbitros, actúan mucho mejor de lo que podría esperarse. Apenas tienen recompensas morales o económicas. Los medios para su formación arbitral son mucho más escasos que para los jugadores o entrenadores. Están mal vistos por casi todo el mundo y, sin embargo, se les exige la perfección, aunque los que exigen esto sean mucho más imperfectos que ellos.
Comparativamente con otros países con otros deportes, su nivel medio es excelente.
¿Quienes son, entonces, los culpables? Somos todos.
Entre todos hemos creado una opinión pública en la que lo fundamental es que exista igualdad. A cualquier precio.
Por mucho que los jueces intenten aislarse de los condicionantes exteriores, si estos son tan fuertes como en este caso, es prácticamente imposible conseguirlo.
Me pongo el primero en la lista de culpables, pues hasta este momento, viéndolo tan claro como lo veo desde hace algún tiempo, no he sido capaz de denunciar esta situación.
Aíto G. Reneses
http://personal.telefonica.terra.es/web/aito/
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